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jueves, 29 de agosto de 2024

Felix Wankel y el motor del siglo XX


A menudo la perspectiva con la que se analizan y se juzgan las máquinas rotativas está íntimamente ligada a una comparación directa con otra alternativa que requiere de un sistema clásico de biela-manivela. Los compresores de paletas y los motores hidráulicos de engranajes pueden ser un gran ejemplo de ello, ya que desde sus inicios han sido comparados con los compresores de émbolo o los motores hidráulicos de pistones axiales. Desde luego, en muchos casos la comparativa se debía a la existencia previa de estos últimos frente al diseño innovador de las máquinas rotativas en diversos campos de la ingeniería.

Partiendo por tanto de esa motivación para dichas comparativas, se ha de tener en cuenta que la que realmente llegó primero fue la máquina rotativa. Así, los primeros molinos de viento y de agua fueron probablemente los primeros ejemplos de esta tecnología, revelando un funcionamiento que ha perdurado por los siglos de los siglos gracias a su simpleza y efectividad. Dichos inventos fueron desde luego disruptivos y plantaron una semilla importante para dar rienda suelta a la imaginación y al ingenio de nuevas máquinas que pudieran no solo moler el grano sino también hacer el proceso inverso, es decir, bombear agua.

En consonancia con dicha evolución en 1588 se tienen registros de la primera bomba de agua rotativa de Agostino Ramelli, seguido de numerosas nuevas concepciones en el siguiente siglo con Pappenheim en 1636 o de grandes científicos como Newton o Huygens con gran peso en la historia de la Física. Sin embargo, todas estas invenciones distan mucho de parecerse unas de otras, llevando consecuentemente a la gestación de una desconcertante variedad de posibles configuraciones de máquinas rotativas. Esto parece haber atraído y repelido al mismo tiempo a los ingenieros durante los siglos posteriores, impidiendo así el éxito temprano de los motores rotativos debido a las dificultades de diseño y la basta variedad de propuestas.


Agostino Ramelli, inventor italiano del siglo XVI, cuenta con un importante número de inventos en su historial como la bomba de agua de paletas que puede verse en la fotografía de la izquierda. Una gran cantidad de inventores a lo largo de la historia han ido desarrollando una basta variedad de máquinas rotativas llegando algunos como Reuleaux en 1875 a crear una primigenia clasificación, de la cual puede verse un extracto en la fotografía derecha.

Parece de hecho en base a la gran cantidad de patentes del siglo XVIII y XIX que los ingenieros e inventores creían que las deficiencias y los problemas encontrados durante el desarrollo de sus máquinas rotativas se debían quizás a errores de concepción, por lo que buscaron soluciones en configuraciones nuevas y diferentes en lugar de superar los problemas específicos a los que se enfrentaban. Así, la mayoría de las propuestas nunca llegaron a tener el suficiente desarrollo como para convertirse en un invento disruptivo y en muchos casos quedaban relegadas al ostracismo como en el caso de Reuleaux en 1875. Este inventor llegó incluso a renegar de su propia creación para no ver menospreciada su reputación.

A todo lo comentado sobre la basta variedad de máquinas incapaces de tener un funcionamiento aceptable, se une el ostracismo mencionado que ha implicado un gran escollo para los historiadores en su objetivo de documentar dichas invenciones. Así, no es hasta el siglo XX cuando se logra tener un registro y clasificación rigurosa de todas las distintas alternativas que se han ido dando en la historia de las máquinas rotativas, así como de nuevos diseños que podían desarrollarse en el futuro.

Felix Wankel y la primera clasificación de máquinas rotativas

Con la entrada del año 1939 un ingeniero y escritor de la revista científica “Engineer” realizó un exhaustivo análisis de todas las patentes de máquinas rotativas existentes hasta el año 1910, alcanzándose la nada desdeñable cifra de 2000 patentes. La situación tan dispersa de conocimiento empezaba por tanto a ser preocupante llevando a ciertos investigadores a plantearse la clasificación de los distintos modelos existentes hasta dicha década de los años 30.

De esta forma, un joven autodidacta, que trabajaba para BMW en el desarrollo de sellos y juntas de válvulas rotativas en el sector de la aviación, empieza a realizar una ardua labor de recopilación de dichas patentes y genera una clasificación que pudiera ser de interés para su empresa y el régimen Nazi. El joven llamado Felix Wankel simpatizaba con el nacionalsocialismo y contaba con cierta influencia en el sector del NSDAP encabezado por Gregor Strasser. Gracias a esto Wankel pudo conseguir la aprobación por parte de BMW para la gestación de una nueva máquina rotativa que pudiera sustituir a las máquinas de pistones en 1934.

En paralelo a los avances de Felix Wankel en BMW, el fabricante suizo Bernard Maillard construyó un compresor de aire basado en una patente británica. La máquina fue presentada en 1943 y contaba con una disposición epitrocoidal recurriéndose a un estator de 2 lóbulos y un triángulo equilátero de 3 flancos que ya había desarrollado Reuleaux en el siglo XIX. Debido a las fugas a alta presión no fue posible el uso de este diseño como motor térmico.

A pesar de la óptima evolución del proyecto gracias a sus cuestionables influencias, la llegada de la guerra empezó a dificultar la investigación de Wankel y en 1945 fue detenido por los aliados, con la consecuente destrucción de todos sus inventos. Tras su estancia de unos pocos meses en la cárcel, Wankel decidió recopilar toda la información que había conseguido salvar y esconder en su casa de las distintas investigaciones que había realizado antes y durante la 2ª guerra mundial. A su vez, para poder ganarse la vida empieza a trabajar en varias empresas de retenes y juntas cercanas a su casa hasta 1951.

Con la llegada de dicho año, se inicia una nueva etapa en su vida que guarda muchas similitudes con la de muchos inventores de motores térmicos del siglo XIX, como es el caso de Nikolaus Otto que tampoco contaba con estudios de ningún tipo. Así, Wankel consigue reunir financiación por parte de Goetze AG, dedicada a la fabricación de válvulas, segmentos, camisas y una larga variedad de elementos del motor de pistones, para montar un centro de desarrollo en el jardín de su propia casa. Gracias a esta fuente de ingresos muchas de sus nuevas ideas empiezan a materializarse y consigue captar la atención de la empresa NSU, la cual contaba ya con una historia bastante ecléctica en aquellos años 50.

Fruto de esta nueva colaboración Wankel empieza a contar con una mayor financiación y un equipo de ingenieros a su cargo de la sección de investigación de NSU. Así, con la ayuda de ellos, Wankel pudo escribir un libro llamado “Máquinas de Pistones Rotativos” que en 1965 fue traducido al inglés por Richard Ansdale. Dicha obra contenía la primera clasificación exhaustiva de máquinas rotativas de la que se tienen registros, recopilando todas las configuraciones existentes hasta los años 50 y a su vez otras nuevas concepciones para futuras máquinas.


La historia de la empresa fabricante de máquinas de tricotar asentada a las orillas del rio Neckar es una de las más variadas en la historia del automóvil en lo que a sus productos se refiere. Tras varias décadas fabricando máquinas de coser el rumbo de la compañía viró hacia la fabricación de bicicletas y diseño de triciclos como el del propio Karl Benz. Con la entrada del siglo XX la marca se subió al barco de la fabricación de motocicletas y un acuerdo con Fiat permitió a la compañía incluso entrar en el mundo del automóvil. La fotografía de la izquierda muestra una motocicleta NSU de 1907 y la de la derecha un NSU 6/60 con compresor volumétrico Roots de 1926. Tras la venta de la fábrica compartida con Fiat en los años 30, la empresa se enfocó únicamente en la producción de vehículos de dos ruedas hasta la llegada del Prinz en 1957.

Dicha clasificación contaba con 3 grupos diferentes de máquinas de pistones rotativos, las máquinas de rotación simple (SIM), las máquinas de rotación planetaria (PLM) y las máquinas de pistón rotatorio (ROM). Analizando las primeras de ellas, las SIM o DKM en alemán, todas sus partes móviles giran a velocidades angulares constantes alrededor de sus propios centros de gravedad, al girar a velocidad angular constante el eje de potencia de la máquina. Este aspecto posibilita alcanzar un equilibrado natural cuasiperfecto, ya que ningún eje de rotación cuenta con aceleraciones angulares y movimientos relativos. Por su parte, gracias a dicho equilibrado natural los rodamientos requeridos para la sustentación de los ejes de rotación no han de contar con diseños complejos, algo idóneo en aplicaciones de altas velocidades de rotación.

En lo que respecta a las PLM o KKM en alemán, todas las partes móviles giran a velocidades angulares constantes y al menos uno de los miembros móviles realiza una rotación planetaria constante, al girar a velocidad angular constante el eje de potencia de la máquina. Es decir, algunos elementos móviles giran sobre su propio centro de gravedad y además dicho centro de gravedad se desplaza describiendo un círculo sobre otro centro de rotación, exactamente lo mismo que hace la Luna respecto de la Tierra. Aunque las partes en órbita pueden estar completamente equilibradas, las fuerzas debidas a sus masas pueden requerir de un equilibrado primario, pero no se requiere en principio de un equilibrado secundario al no existir aceleraciones angulares. Debido a esta peculiaridad ya sí se requiere de rodamientos más robustos que absorban dichas vibraciones y consecuentemente la velocidad de rotación de los ejes se ve limitada por estos.

Gracias a la clasificación realizada por Felix Wankel y recogida en su libro titulado "Máquinas de Pistones Rotativos" se ha podido establecer conexiones entre distintas tipologías de motores rotativos. En la imagen de la izquierda se muestra una de las tablas clasificatorias de los SIM o DKM (Drehkolbenmotoren). En la fotografía de la derecha se muestra otra de los PLM o KKM (Kreiskolbenmotoren). Como puede verse la clasificación es bastante más exhaustiva que la clasificación realizada por Reuleaux en 1875.

Finalmente, los ROM pueden subdividirse en aquellas unidades que muestran características similares a las máquinas de rotación simple (SIM) o muestran características similares a las máquinas de rotación planetaria (PLM). En el caso de que el pistón o rotor cuente con un diseño de rotación simple, este puede moverse a una velocidad angular variable y en el caso de disposiciones de rotación planetaria puede orbitar a una velocidad angular variable respecto al centro de rotación. Además, estos últimos pueden contar con solo un modo de rotación o girar a una velocidad angular variable alrededor de su propio centro de gravedad. En los casos en que el rotor gira solo a una velocidad constante, al menos otra parte del mecanismo debe girar u orbitar a una velocidad angular variable o incluso moverse en vaivén. Con todo ello, este tipo de máquinas al contar con rotaciones de naturalezas muy dispares resulta adecuado solo para demandas de velocidades bajas y medias, donde las vibraciones de segundo orden no son de extrema relevancia.

A la izquierda una sección del libro "Máquinas de Pistones Rotativos" en la que se agrupan distintas patentes de ROM en función de la clasificación realizada por Felix Wankel en dicho libro. A su vez, dentro de cada uno de los grupos SIM, PLM y ROM, con sus variantes SROM y PROM, existen de nuevo otras agrupaciones en función de la fisionomía de las máquinas tal y como se puede ver en la agrupación de trocoides representada en la fotografía de la derecha.

Bajo esta clasificación los diseños de la gran cantidad de patentes existentes hasta los años 50 empezaron a situarse en uno u otro grupo, ayudando a las empresas de fabricación de bombas y compresores a conseguir sinergias entre productos cuya concepción no se veía relacionada. Por otra parte, nuevas disposiciones empezaron a gozar de un mayor interés y no solo para el equipo de Wankel y NSU, sino también décadas después para otros inventores como Ralph Sarich y su motor orbital en la década de los años 70. En la actualidad dicha clasificación, diseñada por un autodidacta carente de estudios universitarios, no ha sido modificada y se sigue utilizando como referencia.

Avanzando hacia el primer SIM de NSU

Paralelamente a la creación de la clasificación mencionada, el equipo de investigación de NSU se puso manos a la obra, encabezado por Felix Wankel, para el desarrollo del primer motor rotativo diseñado por la empresa. La configuración a elegir necesitaba contar con el sistema más simple en lo que a diseño se refiere para reducir las dificultades de fabricación del primer prototipo, siendo por tanto elegida la configuración SIM. Gracias a esto, los sellos y juntas necesarios del nuevo motor no estarían sometidos a fuerzas de arrastre ni de Coriolis al no existir movimientos relativos. También se compactaba y simplificaba el motor al no necesitarse de ningún sistema de equilibrado, permitiendo a este girar a unas revoluciones más altas.

De esta forma, tras la fase de fabricación y puesta a punto, el primer motor rotativo de NSU fue presentado al público el 1 de febrero de 1957. El prototipo denominado DKM 54 fue probado en el laboratorio de motores de la marca en Neckarsulm arrojando una potencia de 28,6 caballos a 17 mil rpm con tan solo 125 cc. Con estos resultados, el futuro de esta configuración parecía ser muy prometedora gracias al bajo peso, simplicidad de elementos y compacidad. Aun así, unos cuantos detalles se habían de tener en cuenta en el nuevo motor.

El DKM 54 fue el primer motor rotativo diseñado por NSU en 1957 siguiendo las investigaciones realizadas por Felix Wankel, el cual aparece junto a dicha máquina en la fotografía izquierda. También se puede ver la disposición epitrocoidal del rotor exterior y el triángulo de Reuleaux en el rotor interior, el estator como puede observarse es circular. A la derecha, una fotografía del eje central hueco del motor donde se muestra el rotor interior y la bujía de uno de los tres flancos. La admisión al motor se realizaba precisamente por el interior del eje central y se introducía en el interior del rotor interior, el cual pasaba la mezcla al espacio epitrocoidal a través de los 3 orificios que pueden verse en las dos caras planas laterales del rotor interior.

En primer lugar, el DKM como sus siglas en alemán indican es un motor rotativo de rotación simple, por lo que todos sus componentes sometidos a rotación requieren encontrarse en todo momento con velocidad angular constante respecto a su centro de gravedad, para un régimen de funcionamiento del motor concreto. Para lograr este objetivo se optó por una configuración epitrocoidal con la utilización de un rotor interior y de un rotor exterior. Así, se conseguía que en todo momento el rotor exterior, con la cavidad en forma epitrocoidal, girase respecto de su propio eje de rotación a velocidad constante y el rotor interior, con forma de triángulo equilátero, girase de igual forma respecto de su propio eje de rotación.

Con dicha disposición de desplazamientos de los rotores, existía cierta excentricidad entre los centros de rotación de dichos elementos. Esto permitía que la velocidad del rotor interior fuera inferior a la del rotor exterior el cual permanecía en todo momento en contacto con el estator circular. A su vez, la división del espacio epitrocoidal en 3 zonas diferenciadas permitía que cada zona contase con su propio fluido de trabajo y pudiera darse una combustión en cualquier posición relativa entre los rotores. Esto plantea una gran dificultad, ya que nunca se puede conocer en qué posición concreta respecto del estator va a tener lugar una combustión, por lo que se hace necesario colocar una bujía en cada una de las tres zonas diferenciadas. Esto es, en cada flanco del rotor interior siendo un verdadero quebradero de cabeza el tratar de desmontar las 3 bujías en caso de necesidad de cambio de estas.

Por otro lado, si se tiene en cuenta que ambos rotores estaban conectados al eje de potencia con una relación de transmisión entre ellos de 2:3, se puede observar cómo cada rotación es independiente de la otra en su aportación de velocidad. De esta forma, si el eje de potencia giraba a mayor velocidad, cada rotor se repartía de forma constante dicha velocidad, pero el par aportado por el motor era íntegramente otorgado por el rotor exterior. El motivo de esto es precisamente la definición de par o momento angular, el cual se formula como el producto vectorial de fuerza por distancia. Si el rotor interior recibe la fuerza transmitida por cada una de las tres zonas del espacio epitrocoidal cada vez que hay una combustión, dicho vector de fuerza tiene dirección y sentido hacia el centro de rotación de dicho rotor, por tanto, la distancia fuerza-centro es nula y con ello el momento angular generado. Sin embargo, dicho vector de fuerzas no atraviesa el eje de rotación del rotor exterior, distanciándose dicho vector respecto a dicho eje una distancia constante e igual a la existente entre los ejes de rotación de los dos rotores. De esta forma, el momento aplicado no es nulo y el rotor exterior transmite dicho par al eje de potencia.

En la fotografía de la izquierda puede verse una sección del motor DKM 54, donde se muestra la canalización de la admisión del eje central hueco hasta la bifurcación dentro del rotor interior para la admisión. De esta forma, el rotor interior solo consigue pasar la mezcla de admisión al espacio epitrocoidal cuando el rotor interior en su giro consigue hacer coincidir sus bifurcaciones internas con el ensanche de la parte inferior del espacio epitrocoidal del rotor exterior. En lo que respecta a los gases de escape, una lumbrera lateral del rotor exterior los expulsa al estator al coincidir dicha lumbrera con un orificio de escape del estator. En la parte inferior derecha de la imagen izquierda puede verse el mecanismo de engranajes que permite mantener la velocidad de giro del eje de potencia con la del rotor exterior, ya que los diámetros de las ruedas A y B son idénticos. Por su parte, la rueda D y C contienen una relación de transmisión de 2:3 para mover el rotor interior a una velocidad inferior al eje de salida y consecuentemente también a la del rotor exterior. La fotografía de la derecha muestra el diseño de un sello de punta de un motor KKM , dicho diseño es heredado del DKM 54 teniendo como objetivo el garantizar una óptima estanqueidad entre los tres flancos del rotor interior.

Si se sigue analizando este comportamiento, se puede ver que si el rotor interior realiza dos revoluciones el exterior realiza 3 y por tanto el motor aporta par al eje de potencia cada tercio de vuelta girado por parte del rotor interior. Es decir, el DKM 54 realiza una combustión cada media vuelta del eje de potencia, eso es una gran ventaja ya que el motor cuenta con el doble de combustiones por vuelta que un motor de pistones de 2 tiempos y con el cuádruple por cada dos vueltas frente a un motor de pistones de 4 tiempos. Así, el DKM consigue unos niveles de potencia específica más altos que un motor de pistones.

Analizado todo lo que respecta a la parte mecánica, otro de los puntos débiles de este diseño pasa por las juntas y sellos que existen entre los distintos componentes sometidos a rotaciones. Por ello, tanto el rotor exterior en contacto con el estator como el rotor interior en contacto con el rotor exterior requieren de un diseño optimizado de lubricación y de estanqueidad. Cobra así especial atención la demandada por las juntas del rotor interior dado que se encuentran sometidas a una mayor temperatura y presión alcanzadas en las combustiones que tienen lugar.

Con todo ello, el nuevo motor contaba con grandes ventajas en lo que a peso, simplicidad y potencia se refiere, pero con problemas difíciles de solventar ligados al encendido, lubricación y diseño de los diferentes sellos. Como consecuencia de estas últimas vicisitudes, uno de los miembros del grupo de investigación de NSU, el doctor Walter Froede, trató de resolver y simplificar el diseño del nuevo motor DKM 54 llevándole a desarrollar el primer motor rotativo de rotación planetaria de NSU.

La apuesta por el KKM frente al DKM

Aunque el nuevo motor PLM vio la luz en 1958, las esperanzas puestas en el DKM 54 seguían siendo predominantes. Una buena prueba de ello pasa por la financiación e interés de Curtiss-Wright para el desarrollo de los RC1-60 en el campo de la aviación, permitiendo a NSU publicitar que sus nuevos propulsores podían suplantar a los motores radiales en el mundo aeronáutico. Desde luego, las altas revoluciones a las que estos pueden trabajar y su sencillo equilibrado lo convertían en el candidato idóneo para la propulsión de hélices. Sin embargo, no era oro todo lo que relucía…

Como se puede apreciar en ambas imágenes de este KKM refrigerado por aire la complejidad del motor y el número de elementos se ve reducido frente al DKM 54. En la fotografía de la izquierda se observan varias peculiaridades como la utilización de una única bujía frente al DKM, la lumbrera de admisión situada en la carcasa lateral y el escape con la lumbrera situada en el estator.

Si bien es cierto que se llegaron a desarrollar hasta 4 motores DKM, pero con el tiempo la reducción de componentes y partes móviles de los nuevos KKM de NSU terminaron enterrando la idea de continuar utilizando la disposición SIM. Así, los motores rotativos de rotación planetaria permitían eliminar la utilización de dos rotores y fijar de esta forma en el estator el espacio epitrocoidal en el que se produce el movimiento del triángulo equilátero. A su vez, la nueva configuración no requería de la utilización de un encendido complejo con bujías en el interior del rotor. En su lugar cada etapa del ciclo de 4 tiempos tenía lugar en una localización específica del motor y por tanto se posibilitaba el emplazamiento de una única bujía en el estator. La lubricación y la refrigeración reducían también su complejidad y el acoplamiento del eje de potencia se simplificaba al contar con únicamente un cigüeñal unido al rotor mediante un engranaje.

Parecía con estas ventajas y simplificaciones frente al SIM que el nuevo motor resultaba no solo más económico de fabricar sino también más efectivo y práctico. A pesar de ello, se han de destacar ciertas desventajas ligadas al mero hecho de optar por un diseño PLM. La rotación del rotor en este caso estaba sometida a movimientos relativos y consecuentemente los distintos sellos y juntas soportaban fuerzas de arrastre y de Coriolis de relativa importancia. Este fenómeno implica la necesidad de un reforzamiento en la elasticidad y resistencia de los elementos encargados de garantizar la estanqueidad entre cada una de las 3 zonas en las que se divide el espacio epitrocoidal. A su vez, la presencia de movimientos relativos trae consigo la necesidad de implementar algún sistema de equilibrado primario con contrapesos, incrementando de esa forma el peso del cigüeñal.

En la fotografía de la izquierda se puede observar cada una de las etapas del ciclo Otto en un motor KKM. En ella se muestra a su vez el engranaje excéntrico entre el cigüeñal y el rotor que permite a este último girar sobre su propio eje a la vez que su centro de gravedad describe un circulo entorno del centro del eje del cigüeñal. En la imagen de la derecha puede observarse el despiece de un KKM monorrotor desarrollado por Citroën y montado entre otros en el prototipo M35. Las piezas que se observan en la imagen de derecha a izquierda son un contrapeso del cigüeñal, la carcasa lateral, el cigüeñal con un contrapeso con la masa opuesta al anterior contrapeso mencionado y que ambos garantizan el equilibrado primario, el rotor, la carcasa del estator, la otra carcasa lateral y finalmente el volante de inercia.

En lo que respecta a la potencia específica, se ha de tener en cuenta la transmisión de par entre el rotor y el cigüeñal mediante la utilización de dos ruedas dentadas excéntricas. Dicho engranaje contiene un mayor número de dientes en la rueda unida al rotor respecto de la rueda unida al cigüeñal permitiendo una relación de transmisión de 2:3. Gracias a este diseño un giro de 90º del rotor implica un giro de 270º del cigüeñal y si una combustión tiene lugar cada 90º, una combustión en el motor tiene lugar cada 270º del cigüeñal. De esta forma, la potencia específica se reduce respecto del SIM y más si cabe si se recurre a una disposición en serie de varios rotores. Mientras en el SIM el acoplamiento de las parejas de rotores al eje de potencia se realiza con un único sistema de engranajes, en el PLM se requiere del mecanismo excéntrico en cada rotor. Todo esto, unido a las necesidades de contrapesos para garantizar el equilibrio primario en el PLM, conlleva una reducción notable de la potencia específica frente al DKM 54, aunque sigue siendo destacable frente a la de un motor de pistones.

Teniendo en cuenta todas las especificaciones descritas, el nuevo prototipo de 1958 denominado KKM 125 contaba con un único rotor de 125cc desarrollando 27 caballos a 10 mil rpm. Estas cifras demuestran la ligera reducción de potencia respecto del DKM 54, pero constataban una importante reducción de elementos móviles y de peso tal y como se ha comentado. Sin embargo, había ciertos elementos que no sufrieron modificaciones respecto del diseño del SIM y no solo en lo que a configuración epitrocoidal se refiere. A pesar de que las distintas juntas y sellos del motor estaban sometidas en esta ocasión a fuerzas de arrastre y de Coriolis, el equipo de investigación de NSU no realizó ninguna modificación de diseño en ellas ni en los materiales de estas. Ante todo, la marca encaraba el futuro de este motor con bastante entusiasmo, pero el problema de los sellos y su estanqueidad va a ser su primer quebradero de cabeza y lo peor de todo… El clavo ardiendo al que se agarraron, e injustamente se siguen agarrando, todos sus detractores.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el KKM es que el eje de rotación del rotor orbita respecto del eje del cigüeñal. Este fenómeno se puede observar en la fotografía de la izquierda, donde en naranja se representa la trayectoria circular del eje de rotación del rotor, que aparece en color verde. La flecha azul indica la velocidad relativa del rotor respecto del eje del cigüeñal que motiva la aparición de fuerzas de Coriolis en el rotor y consecuentemente en los sellos laterales y de punta del mismo. En la fotografía central se puede ver el movimiento de los rotores del DKM con los ejes de rotación fijos respecto del estator. La inexistencia por tanto de movimientos relativos del rotor interior respecto del rotor exterior lleva a que no existan velocidades relativas y consecuentemente no haya fuerzas de Coriolis ni de arrastre en ningún elemento móvil. En la fotografía de la derecha puede observarse de nuevo los ejes de rotación de ambos rotores en un motor DKM, pero en esta ocasión aparece la resultante de fuerzas aplicadas sobre el flanco que acaba de terminar una combustión. Dicha resultante atraviesa el eje de rotación del rotor interior pero no el del rotor exterior, distanciándose de este último una distancia, representada en naranja, que permite al rotor exterior aportar par motor al eje de potencia.

El motor rotativo de rotación planetaria frente al de pistones

Desarrollados todos los criterios técnicos del motor rotativo gestado por Felix Wankel y el equipo de investigación de NSU, es conveniente realizar una comparativa frente a los motores de pistones con los que la marca teutona pretendía rivalizar. Antes de nada, se ha de tener en cuenta en todo momento la situación coyuntural de la industria a finales de la década de los años 50 e inicios de los años 60. Desde luego la posguerra y la tensión mundial debida a la Guerra Fría no era un escenario muy proclive al cambio, pero a su vez es el mejor momento en el que recurrir a ideas que puedan resolver los problemas de la gente de forma más sencilla y económica.

Enfocándonos en este aspecto mencionado, cabe destacar que los motores rotativos y las turbinas de gas comparten ese objetivo por mejorar la eficiencia frente al motor de pistones. Así, la reducción de peso y espacio cobran vital importancia saliendo victorioso el motor diseñado por Wankel y NSU. Más si cabe si se tiene en cuenta la enorme cantidad de elementos mecánicos de los que se prescinde en los motores rotativos, desde todo el sistema de distribución con sus árboles, balancines, varillas, válvulas, tapas de balancines, cadenas de distribución y un largo etcétera, al sistema biela-manivela y su unión al cigüeñal. En definitiva, una larga cantidad de elementos que incrementan los costes de fabricación de los motores y reducen su eficiencia mecánica por las pérdidas de rozamiento y de par aportados por el motor a la distribución. A su vez, todos los problemas de mantenimiento, lubricación y desgaste de la distribución desaparecen en su totalidad.

En ocasiones hay imágenes que hablan por si solas y esta es una de ellas. En la parte superior puede verse el despiece de un motor KKM birrotor y en la parte inferior el de un 4 cilindros en línea. Este último cuenta con una clara superioridad de elementos que consumen potencia del motor y que a su vez incrementan su peso y volumen.

En el plano de la eficiencia energética, si bien es cierto que tanto los motores KKM de NSU como los motores de pistones describen ciclos termodinámicos muy similares donde las diferencias se centran en la utilización de lumbreras frente a las válvulas. Este aspecto modifica las etapas de admisión y escape frente al ciclo de Nikolaus Otto y de Rudolf Diesel, pero los detalles que ello implica en la eficiencia no son de extrema notoriedad. Sin embargo, si es destacable la ventaja con la que cuentan las cámaras hemiesféricas de los motores de pistones, las cuales permiten una combustión muy bien aprovechada por la superficie de la cabeza del pistón. Los KKM por su parte a pesar de contar con una cavidad en cada uno de los 3 flancos del rotor donde se produce la combustión frente al estator, no consiguen garantizar una cámara lo suficientemente eficiente como para equidistribuir de forma efectiva la fuerza transmitida por la combustión al rotor.

Aun así, todo defecto se puede convertir en virtud y es que dicha cámara de combustión tallada en los flancos del rotor se puede optimizar para mejorar la distribución de presiones sobre el triángulo equilátero. Gracias a esto, se pueden alcanzar regímenes de compresión de 8:1 a 9:1, muy similares a los de la mayoría de los motores de pistones de dichas décadas de los años 50 y 60. Sin embargo, el motor Diesel y las cámaras de motores de gasolina de mezcla estratificada de finales de los años 90 destacan de forma muy notable con su eficiencia energética gracias a compresiones de hasta 20:1. A pesar de esto, el motor rotativo cuenta con la ventaja de permitir la utilización de gasolinas de menor índice de octanos gracias a su inferior relación de compresión. De hecho, durante los años 60 NSU experimentó con gasolinas de menos de 50 octanos en sus motores KKM sin reportar problemas de combustión.

En la fotografía de la izquierda puede verse la cámara de combustión de uno de los flancos del rotor y como su forma está optimizada para equidistribuir las presiones sobre dicho flanco. En la imagen de la derecha se observa el volumen mínimo al que llega a comprimirse la mezcla en la posición esquemática ABC, la cual carece de compresión en la foto al mostrar el paso del escape a la admisión y no la fase de compresión que tiene lugar en el flanco contiguo cuando el rotor gire 90º. Como puede verse hay ciertas pérdidas de presión de la mezcla por los laterales de la cámara hacia el resto del espacio disponible entre el flanco del rotor y el estator. En la imagen de la derecha también se representa como un giro de 90º del rotor implican 270º del cigüeñal gracias al engranaje excéntrico que puede verse en la fotografía izquierda.

Otro de los aspectos de notoria importancia en un automóvil pasa por la necesidad de garantizar unas condiciones óptimas en lo que a comodidad se refiere. Los distintos diseños de suspensiones en función de las características del vehículo cobran un importante peso para alcanzar dicho objetivo, pero siempre hay ciertos detalles que se tratan de minimizar para simplificar la suspensión del vehículo. De esta forma, la reducción de la masa no suspendida o el aislamiento de las vibraciones del motor del resto del chasis son algunos de los puntos más importantes a tener en cuenta. Es aquí por tanto donde de nuevo con contundencia el motor rotativo registra unos niveles de ruido y vibraciones mucho más reducidos que el motor de pistones, ya que la masa alternativa se ve sustancialmente reducida y con ella las inercias relacionadas con el equilibrado secundario.

Aunque al igual que con la turbina de gas el motor rotativo garantice un régimen de funcionamiento sin vibraciones, se ha de tener en cuenta la aparición de ciertos tirones que tienen lugar al utilizarse el motor como freno. En dichas circunstancias en las que los motores se encuentran sobrerrevolucionados se puede observar en el caso de los motores de pistones que la mezcla en muy raras ocasiones llega a registrar una combustión hasta que no se reducen las revoluciones del motor a valores cercanos a 2500 vueltas. Este aspecto reduce de forma notable las vibraciones del motor de pistones y al mismo tiempo aumenta su capacidad de actuación como freno motor. El KKM por su parte si registra más combustiones de la mezcla a revoluciones por debajo de las 7000 vueltas, llegando a registrarse ciertas vibraciones o tirones debido a este aspecto a la par que se registra un freno motor notablemente inferior. Por suerte la implementación de un convertidor de par o un sistema de inyección que corte el suministro de gasolina al dejar de acelerar puede fácilmente erradicar dichos problemas.

Si se analiza el comportamiento del motor KKM frente a un motor de pistones, en lo que a freno motor respecta, se puede observar como el rotativo cuenta con menor capacidad de retención. En la gráfica de la izquierda se muestra la probabilidad de tener lugar una combustión durante un proceso de demanda de par negativo al motor, frente a las revoluciones por minuto a las que este gira. Claramente el motor KKM registra, especialmente con lumbreras en la carcasa del estator, unas probabilidades mucho más altas a alto régimen que un motor de pistones dotando al vehículo de menor freno motor. En la gráfica derecha se analizan las emisiones de hidrocarburos en ppm frente al régimen de funcionamiento para un motor de gasolina de 4 cilindros de NSU y un KKM 502 en una situación de freno motor. Gracias a la mayor probabilidad de que tenga lugar una combustión en los KKM, menos hidrocarburos terminan en el escape sin haber sido quemados. Esta ventaja de esta configuración de máquinas rotativas se incrementaría aún más si la comparativa fuese con un motor de pistones de ciclo Diesel.

Unido a esta solucionable desventaja del freno motor se encuentra una gran ventaja ligada a las emisiones de estas máquinas rotativas, ya que se registra en dichas condiciones una notable reducción de hidrocarburos gracias al mayor número de combustiones que tienen lugar. En el resto de los puntos de funcionamiento, debido a la poco eficiente forma de la cámara de combustión, la formación de CO e hidrocarburos es superior a la de los motores de pistones, dado que en los extremos de la cámara no llega a producirse la deflagración completa de la mezcla. Este aspecto se podría mejorar con la utilización de un sistema de doble encendido, en el que una primera bujía se encargue de iniciar el frente de llama entorno a ella y posteriormente unas milésimas de segundo después salte la chispa en la bujía restante para terminar de deflagrar los restos de mezcla sin quemar.

En lo que respecta a las emisiones de gases contaminantes como el NOx, la configuración de los motores rotativos es idónea para reducir la temperatura de combustión frente al motor de pistones. Esto reduce la cantidad de nitrógeno del aire y del combustible que reacciona con el oxígeno para formar óxidos de nitrógeno. El motivo por el cual se reduce la temperatura pasa por el mero hecho de que cada tiempo del ciclo de 4 tiempos tiene lugar única y exclusivamente en un lugar específico del motor, lo cual permite que la mezcla en la admisión se encuentre siempre a una temperatura inferior frente a un motor de pistones. Este aspecto también mejora el rendimiento volumétrico de forma notable y consecuentemente ayuda a un aumento de la potencia del motor. Sin embargo, cabe destacar que el diseño del sistema de refrigeración ha de estar planteado teniendo en cuenta la diferencia de temperaturas que existe entre cada una de las partes del motor y garantizar que la zona de la carcasa lateral y del estator cercana a las lumbreras de escape y de admisión no cuente con un fuerte gradiente térmico.

El encendido es uno de los elementos más importantes en un KKM ya que ha de garantizarse la chispa en cada 270º de giro del cigüeñal. Esto lleva a la necesidad de utilizar una bobina para cada bujía asegurándose así que va a haber tensión suficiente para cada combustión. El emplazamiento de la bujía en un motor de pistones se encuentra muy limitada por otros elementos como las válvulas, pero en el motor KKM ese problema desaparece y se puede colocar la chispa en el lugar más idóneo posible para favorecer la deflagración de toda la mezcla. En la fotografía izquierda puede verse el avance del frente de llama según va girando el rotor, la colocación de la bujía en el emplazamiento de la fotografía ayuda a evitar que el frente de llama tienda a avanzar en sentido contrario. La implementación de un sistema de doble encendido puede ser de gran interés para tratar de mejorar el avance de la llama durante la expansión y a su vez ayudar a quemar toda la mezcla correctamente. En la fotografía de la derecha se puede ver la relación entre la presión de la mezcla y el ángulo girado por el rotor en el caso de utilizarse dos bujías y una bujía. La curva descrita por este último caso es la de la derecha con un mayor alargamiento del frente de llama en el tiempo y una menor presión máxima, frente al caso de doble encendido de la curva izquierda.

En lo que concierne a las prestaciones ya se ha comentado la mejora que suponen los motores rotativos frente a los de pistones en lo que a potencia específica se refiere. Así el KKM 502 muestra con tan solo 996cc y 54 caballos valores de potencia similares a los de un motor bicilíndrico bóxer como el del Panhard Dyna Z de 851cc y 42 caballos. El motivo de la elección de este último motor para la comparativa yace en su alta eficiencia energética y mecánica frente al resto de motores de 2 cilindros de 4 tiempos de los años 50 y 60. A su vez, se ha escogido un motor bicilíndrico porque precisamente en ellos tiene lugar una combustión en cada vuelta del cigüeñal, acercándose a los 270º del motor rotativo de un solo rotor. Con esto se define por tanto la equivalencia de un rotor de un motor rotativo por cada 2 cilindros en un motor de pistones, siempre que las cilindradas de ambos ejemplos sometidos a comparativa sean similares.

Otro aspecto por considerar en lo que a potencia se refiere pasa por la forma en la que esta se entrega. Para poder abordar este aspecto se ha de tener en cuenta que la potencia se define como el producto del par por la velocidad angular y por tanto los valores más altos de potencia se registran en la zona que comprende el par y la velocidad máximos de funcionamiento del motor. Si nos centramos en esta última los motores de pistones suelen limitar sus velocidades de rotación del cigüeñal en el entorno de las 5 mil a 6 mil rpm para evitar problemas de rotura del cigüeñal e incluso golpes de la cabeza de los pistones con las válvulas. Los motores rotativos por su parte consiguen llegar a velocidades máximas de rotación cercanas a las 6-7 mil rpm, por lo que su punto de potencia máxima se produce a una velocidad mayor respecto de los motores de pistones.

Uno de los mejores indicativos en lo que a revoluciones máximas se refiere es el cuentarrevoluciones del cuadro de instrumentos de un vehículo y su zona de peligro señalada en rojo. En la fotografía derecha se puede observar el cuentarrevoluciones de una Lancia Flavia de los años 60 con un cuentarrevoluciones que solo mide hasta las 6000 vueltas y registrando una velocidad máxima fuera de peligro en 5100 rpm. A la izquierda el cuadro de instrumentos de un NSU Ro80 prácticamente coetáneo a la Flavia con un cuentarrevoluciones que marca hasta 8000 vueltas y una velocidad máxima fuera de peligro en el entorno de las 6600 rpm. Es cierto que el motor bóxer de la Flavia era de nueva concepción y diseñado desde 0 en dicha década, pero contaba con una carrera larga en algunas versiones como el 1.5 de 1967 a 1970. Desde la década anterior otros fabricantes como Mercedes, y la propia Lancia, empezaron a fabricar motores de calle con cotas supercuadradas en los cilindros. Esto permite incrementar las revoluciones máximas y aportar la potencia máxima a unas revoluciones más altas. Aun así, en ningún caso dichos motores llegaban a registrar valores de velocidad máxima más altos que el birrotor KKM de Comotor.

Por otra parte, la curva de par motor del motor rotativo se ve lastrada por la corta distancia entre el eje de rotación del cigüeñal y el del rotor, frente a la mayor distancia entre el brazo y el eje de giro del cigüeñal. A su vez, se ha de tener en cuenta el momento en que se entrega dicho par máximo y la homogeneidad a la que este se entrega. Por ello se han realizado comparativas ya en los años 60 de distintos motores KKM y de pistones registrando los primeros una entrega del par máximo a velocidades cercanas a un 60% de la velocidad máxima frente al 65% en el caso del motor de pistones. Este resultado lo que demuestra es que los rotativos permiten alcanzar el par máximo antes que un motor de pistones, pero con respecto a su propio régimen de funcionamiento. Así, el KKM requiere coger más velocidad para alcanzar su par máximo frente al motor de pistones, llegando únicamente este último a las 6 mil vueltas de velocidad máxima del cigüeñal.

En lo que concierne a la homogeneidad del motor rotativo, se ha de tener en cuenta que en propulsores monorrotores la continuidad en la entrega de par en cada ángulo del cigüeñal es similar a la de un motor de 2 cilindros. A consecuencia de esto la gráfica resultante de un bicilíndrico es bastante poco homogénea requiriéndose disposiciones de 4, 6 o incluso 8 cilindros para conseguir un par más constante. De igual forma, el aumento del número de rotores en los KKM permite ayudar a homogeneizar el par y consecuentemente la respuesta del motor a bajas revoluciones. Teniendo en cuenta todos estos aspectos relacionados con el par resulta más que evidente que la estigmatización de los motores rotativos sobre su reducido par motor es en parte injustificada y a la vez solucionable con la implementación de la sobrealimentación o un mayor número de rotores.

En ambas fotografías puede verse la relación entre el porcentaje de par admisible respecto del par máximo, para cada punto porcentual de revoluciones del motor, respecto de la velocidad de rotación máxima. A la izquierda las curvas representan el comportamiento de distintos motores rotativos de NSU, Curtiss-Wright y Toyo Kogyo. A la derecha las curvas muestran el comportamiento de una turbina de gas y diversos motores de pistones. A la vista de las gráficas se puede concluir que los KKM aportan su par máximo a menores vueltas dentro de su rango de funcionamiento que un motor de pistones dentro de su propio rango de funcionamiento. La turbina de gas por su parte aporta su máximo par a muy bajas vueltas lo que la permite alcanzar unas aceleraciones muy destacables. Esto ya se trató en su momento en el artículo de las turbinas de gas en automoción.

Sin embargo, las dos mayores estigmatizaciones del KKM están ligadas a su consumo y a su fiabilidad. En lo que respecta a la primera, la dificultad de garantizar una combustión cuya presión y temperatura se distribuya de forma homogénea sobre cada flanco del rotor pasa factura al motor rotativo y su eficiencia energética, pero las ventajas de una admisión más fría y menor cantidad de elementos que requieren de la energía del motor para su funcionamiento contrarrestan este problema. Por tanto, con todas las ventajas y defectos comentados, el consumo frente a un motor de pistones con un valor de prestaciones similares no es mucho mayor. Así en el campo de la automoción, birrotores como el del Citroën GS Birrotor con cilindradas totales cercanas a 1990cc y niveles de potencia cercanos a los 110 caballos alcanzan unos consumos muy similares, unos 14 litros a los 100 Km, a los de un Mercedes-Benz 230 w115 con 110 caballos de potencia y un motor de 4 cilindros en línea de 2.3 litros también carburado y automático.

El problema del consumo por tanto aparece a la hora de realizar comparativas desproporcionadas por parte de la prensa entre modelos como el DS-23 de inyección electrónica D-Jetronic y ese mismo GS birrotor, dónde la potencia del tiburón es claramente superior gracias a su inyección que también le permite reducir levemente su consumo frente al birrotor. Ni que decir tiene que compararlo con el motor bóxer de 4 cilindros disponible en el resto de las versiones del GS y de menor potencia que el birrotor sería aún más desproporcionado y carente de sentido. Aun así, gracias a su menor relación de compresión la utilización de gasolinas de menor índice de octanos y por tanto de menor precio también permite reducir el impacto monetario que pueda tener su supuesto alto consumo. En definitiva, el San Benito de motor con elevado consumo es totalmente injustificado.


Aunque ambas gráficas aparecen en unidades del sistema imperial, las formas y comparaciones entre unos motores y otros son correlativas en dicho sistema de unidades. El diagrama de la izquierda muestra las gráficas de isoconsumo de un NSU Wankel Spider con un KKM 502 monorrotor. En dicho diagrama se puede ver la relación entre el par admisible, en unidades de presión, y las revoluciones del motor, el par máximo admisible para cada régimen se muestra en las rectas de la parte superior alcanzando un máximo de 127 lb/in2. Por otro lado en la gráfica también se representa la resistencia al avance del vehículo para una pendiente concreta bajo el nombre "Level road resistance", así mismo se pueden ver las curvas de isoconsumo que recuerdan a las isóbaras de meteorología. Si se analizan estas últimas se puede ver un desplazamiento de ellas hacia la derecha frente a un motor de pistones lo cual viene a mostrar un aumento del consumo a bajas revoluciones en el KKM y un decremento del mismo frente al de pistones en la zona de revoluciones medias y altas. En la gráfica de la derecha se muestra la relación del consumo específico frente al par admisible demandado por el conductor. En ella se observa como el consumo de los KKM es inferior frente al de pistones en el caso de su funcionamiento a baja demanda de par, a excepción del KKM 502 del NSU Wankel Spider. Dicha zona es la habitual de trabajo de estos motores, ya que prácticamente nunca se demanda alcanzar siquiera la mitad del par máximo en un vehículo.

En el campo de la fiabilidad, se ha achacado continuamente la necesidad de reparar el rotor, los sellos y el perfil epitrocoidal del estator a los KKM. Este fenómeno de desgaste tiene lugar especialmente a altas revoluciones en las que gracias a la suavidad y carencia de vibraciones el conductor no es consciente del sobreesfuerzo a revoluciones superiores al límite de la zona de peligro del motor. La utilización de avisos como un sonido al alcanzarse altas revoluciones para cambiar de marcha o la implementación de cajas automáticas puede resolver este problema, produciéndose los cambios de marcha sin incurrir en alargamientos innecesarios.

Aun así, los defectos de las primeras unidades KKM estuvieron ligados al diseño incorrecto de los sellos y los materiales del estator, heredando directamente el planteamiento de los DKM sometidos a un menor nivel de esfuerzos como ya se ha comentado. Pero con todo ello… ¿Qué más defectos de fiabilidad puede haber si el motor no cuenta con más elementos móviles? Y es que precisamente esta es su mayor ventaja frente al mantenimiento que requiere un motor de pistones en el cambio de correas de distribución, reglaje de taqués, tensión de las cadenas de distribución, rotura de los árboles de levas, desgaste de las guías de válvulas y un largo etcétera de elementos sometidos a fricción y contacto.

Los primeros pasos del KKM

Teniendo en cuenta todas las virtudes con las que cuenta esta nueva tecnología, es evidente que su desarrollo podía ser determinante en ciertos sectores relacionados con la demanda de motores estacionarios en la industria. Sin embargo, esta no fue la aplicación diana para la que fue diseñado este motor dado que sus virtudes eran más aprovechables en el campo de la movilidad y de la maquinaria que requiriese de motores no estacionarios. En base a esta idea, ya se ha mencionado el interés que tuvo desde el principio la empresa de aeronaves Curtiss-Wright en los motores DKM debido a su alta revolución de giro y perfecto equilibrado.

A parte de dichos usos aeronáuticos, la marca NSU contaba en su haber con una historia nada desdeñable en lo que a motocicletas y automóviles se refiere. Por ello se hace evidente el pensar que la marca teutona optase por implementar dicha tecnología en sus automóviles. De esta forma, ya en la primavera de 1960 se tienen registros de los primeros NSU Prinz III con motor KKM 250 de pruebas colocado en la parte trasera del vehículo en posición transversal. A su vez, gracias a la buena prensa de Curtiss-Wright poco a poco otras marcas de automóviles empezaron a tener interés en esta nueva tipología de motores.

A la izquierda se puede ver el RC2-60 de Curtiss-Wright con dos rotores KKM y el eje en el que se acoplan las hélices de la aeronave. Los motores de la serie RC de la empresa americana fueron los primeros rotativos que empezaron a utilizarse más allá de los laboratorios. Por su parte en el mundo del automóvil el NSU Prinz III de la imagen derecha se utilizó como mula en 1960 para probar los nuevos KKM 250 colocados en posición trasera transversal.

Así, marcas como Renault y AMC deciden unir fuerzas a principios de la década de los años 60 en sus desarrollos en lo que a motores rotativos se refiere. El objetivo fundamental que se marcaron pasaba por conseguir un aumento de la relación de compresión, de forma que se pudiese mejorar la eficiencia de la combustión y se consiguiese incluso recurrir a otros combustibles como el gasoil. Para conseguir ambas metas se recurrió a una configuración invertida respecto a la de NSU en la que era el rotor el que contaba con un diseño epitrocoidal en lugar del estator. Paralelamente a este desarrollo, otras empresas de motores también recurrieron a otras configuraciones para conseguir desarrollar maquinas rotativas que siguiesen el ciclo Diesel.

Así pues, la mayoría de dichas empresas trataron de adentrarse en el campo de las máquinas rotativas sin contar con la participación y la experiencia de quienes llevaban décadas detrás de esta tecnología. Se repetía de esta forma el patrón que desde hacía siglos arrastraba este campo de la ingeniería, no consiguiéndose reunir sinergias para tratar de desarrollar motores fiables o incluso que lleguen siquiera a funcionar. A pesar de ello, siempre hay luz en la oscuridad y en este caso esta venía desde Japón.

El motor desarrollado por AMC y Renault contaba con un rotor epitrocoidal de 4 lóbulos y un estator de 5 lóbulos tal y como puede verse en la fotografía izquierda. El motor contaba con un sistema de distribución con válvulas en cada uno de los 5 lóbulos del estator. De esta forma, a diferencia de los DKM y KKM cada uno de los ciclos del motor de 4 tiempos tenía lugar en un mismo emplazamiento y el ángulo girado por el cigüeñal en cada vuelta se veía también reducido. Aunque a priori esto suponga un aumento de la potencia específica, se ha de tener en cuenta el peso y absorción de energía por parte de la distribución de cada uno de los 5 compartimentos. En la fotografía de la derecha puede verse el susodicho motor en el tren delantero de un Rambler, marca del trust de AMC, en posición transversal destacando su reducido espacio.

La situación de la empresa Toyo Kogyo, situada en Hirosima, no pasaba desde las bombas atómicas por su mejor momento y la política nipona no era desde luego el mayor aliciente, con restricciones en la mayor parte de los sectores comerciales en los que operaba la empresa. Por ello, el presidente de la compañía necesitaba un golpe de efecto que les permitiese potenciar su futuro a través del mundo del automóvil, sector en el que Toyo Kogyo tenía cierto nicho de mercado en la fabricación de utilitarios con motores de 2 tiempos. Conscientes de que la apuesta por los vanguardistas motores de NSU podían ser su salvación, la empresa consigue llegar a un acuerdo con la marca teutona para la fabricación y desarrollo de motores rotativos. Gracias a este nuevo hito ambas empresas empezaron a compartir sinergias y los nuevos aires traídos de Japón ayudaron a esta rupturista tecnología a remar en la dirección correcta. Con ello no tardaron en llegar los primeros automóviles que salieron al mercado tanto por parte de NSU como de Toyo Kogyo.

Con la llegada del mes de septiembre de 1963 NSU presentaba en el Salón Internacional de Frankfurt su nuevo Wankel Spider con motor trasero KKM 502 de un único rotor y 497cc. El motor contaba con una única bujía y era una clara evolución del primer KKM diseñado por la marca en 1958. La refrigeración por aire del motor prototipo pasaba en esta ocasión a ser por agua con el radiador situado en la parte delantera del vehículo, en la cual también se colocó el depósito de combustible.

Por otro lado, un mes antes del Salón de Frankfurt, Toyo Kogyo presentaba su primer prototipo también en un coupé descapotable bajo el nombre de Mazda Cosmo, el cuál contaba con un motor delantero de 2 rotores refrigerado por agua y 982cc. Dicho motor fue una clara evolución del KKM 400 desarrollado en colaboración con NSU en 1961, pero contando con la novedad de la implementación de un nuevo diseño de sellos de punta y laterales del rotor. Con todo ello, el motor alcanzaba los 110 caballos superando en 50 caballos al monorrotor del Wankel Spider.

En el mes de agosto de 1963 Toyo Kogyo revelaba su nuevo prototipo Mazda Cosmo que fue presentado en el Salón del Motor de Tokyo ese mismo año. La fotografía de la derecha enmarca dicha presentación en la que el presidente de la compañía llegó a los mandos de dicho automóvil que contaba con un nuevo KKM de 2 rotores que evolucionaba del KKM 400 desarrollado en colaboración con NSU. En la fotografía de la izquierda puede verse el NSU Wankel Spider presentado en el Salón del Automóvil de Frankfurt en septiembre de 1963. El automóvil contaba con un monorrotor KKM 502 y salió al mercado justo un año después de su presentación.

A pesar de las cifras del nuevo Mazda frente al Wankel Spider, el Cosmo no salió al mercado hasta 1967 justo el año en que dejó de venderse el NSU. Así, aunque el nipón se presentó en 1963 como una alternativa mucho más eficiente y evolucionada que el alemán, fue este último el que se llevó el título de primer automóvil en salir al mercado contando con un motor rotativo y con ello los riesgos que ello supone… El problema de esto es que el destino y la historia rara vez premian a alguien por sus méritos si no cuenta con el beneplácito de quien controla el relato en el presente. En todo caso, queda mucha historia por ser contada…

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